Editorial
Estimado Señor Cocchiola:
En primer lugar, nuestras felicitaciones a usted y a su equipo -incluida la MUD-, por su bien merecido triunfo en las recientes elecciones. ¡Èxito, Michele, éxito a tu equipo!
También debemos honrar a quienes perdieron, tanto a Miguel Flores como a Misael Tineo. Ambos hicieron su mejor esfuerzo y obtuvieron resultados positivos, aún cuando no ganaron. A ellos, en quienes muchos depositaron sus esperanzas, les deseamos sigan trabajando en pro de la ciudadanía, desde sus respectivos lugares.
Pero ahora viene lo bueno. Una cosa es ganar y otra, muy distinta, es gobernar. En su caso, señor Cocchiola, esto se le hará un tanto dificil si consideramos que tiene en su contra una mayoría de concejales que pertenecen al partido de gobierno. Con ellos tendrá usted que mostrar sus mejores instintos de político, sus mejores dotes diplomáticas y en definitiva deberá convencerles de que si están en su contra están, en definitiva, en contra del mismo pueblo que los eligió.
Usted ha manifestado en varias ocasiones que para bien gobernar requiere del concurso y la buena voluntad de todos los valencianos, hayan o no votado por usted. Ese, visto desde este Observatorio, nos parece un dato muy importante. Para que tenga éxito, Don Miguel, debe usted, en efecto escuchar voces distintas a las que lo rodean. Incluso escuchar con atención a aquellos que lo critican. Si es sana, toda crítica no sólo es aceptable sino necesaria para el buen gobierno. Escuchar, tomar acciones basadas en ideas o proyectos de personas o grupos que no sean los de su entorno inmediato pudiera ser valioso para una buena gestión.
A tal efecto, este Observatorio, preocupado como tantos otros grupos y ciudadanos, por el deterioro de las instituciones, la destrucción de la ciudad, la incoherencia en los proyectos y el mal manejo de los fondos públicos, tiene mucho que aportar. Sólo a título de ejemplo, citaremos a continuación algunos asuntos sobre los que hemos reflexionado a lo largo de los años.
La descentralización, desde luego, es clave. Entendemos que el gobierno que dirige el presidente Maduro es contrario a esas ideas. Pero hay que insistir, no rendirse, pues los hechos van confirmando lo que mantenemos como cierto: la descentralización hace posible el acercamiento del gobierno a los pueblos. A todo trance, defendemos y defenderemos el derecho a autogobernarnos, para el bien de todos. Defendemos el derecho a que nuestro estado disponga, nuevamente, del control de sus puertos, aeropuertos, carreteras y autopistas, de sus impuestos y de muchos otros derechos que han sido centralizados o conculcados. Esto, el gobernador Franciso Ameliach debería exigirlo y agradecer nuestra demanda. Pero vayamos a los hechos locales.
En primer lugar, creemos que la coordinación entre alcaldías es de suma importancia. Ya Valencia, en 2013, no es la Valencia del Rey de 1551, un pequeño poblado limitado a un escaso espacio geográfico con poca población. Valencia es hoy en día, como mínimo, el espacio que ocupan los tres municipios: Valencia, San Diego y Naguanagua. Hay problemas en estos tres municipios que son comunes y hay continuidad geográfica e intercambio permanente entre sus pobladores. Tal vez ha llegado el momento de crear el “Distrito Metropolitano de la Gran Valencia”, tal como en su momento sucedió en Caracas. Eso no significa que se vaya a implantar de un día para otro. Lo que si pudiera acontecer es que, de común acuerdo, estos tres municipios nombren, de oficio, una autoridad coordinadora que les ayude a planificar la ciudad del futuro y a resolver problemas puntuales, tal como en estos momentos están haciendo para aliviar la recogida de basura del municipio Valencia. Creemos que la formulación de un “Coordinador del Área Metropolitana de la Gran Valencia” sería un buen comienzo. Lanzamos la idea que esperamos sea recogida de algún modo por los tres gobernantes electos: usted, señor Cocchiola, Feo la Cruz (Naguanagua) y Scarano (San Diego).
En segundo lugar, recuperar el sur, dotarlo de los mejores servicios, convertirlo en parte de la solución a la convivencia ciudadana y no dejarlo en el abandono más absoluto, creciendo de la forma más desordenada y caótica. Allí, en el sur, viven personas dignas, trabajadoras, y con cierta capacidad económica; circunstancia ésta que no ha sido valorada adecuadamente en los últimos tiempos. Hay que integrar a sus habitantes, darles la propiedad de la tierra donde han construido sus viviendas que a lo largo del tiempo se han ido convirtiendo en casas sólidas y bien edificadas. Hay que dotarles de buenos servicios de electricidad, bien instalados, de telefonía, de cable para TV, de calles y aceras, de centros cívicos, de lugares de recreación, cines, deportes, espacios para el comercio, para la cultura... En fin, incorporarlos plenamente a las bondades que la civilización y el avance de la ciencia pone a nuestro alcance.
En tercer lugar, el transporte público y la vialidad. Esta última tiene difícil solución, como todos intuimos, pero tiene remedios a corto, mediano y largo plazo, si se planifica y se ejecuta un coherente plan metropolitano. Durante años hemos estudiado los sistemas de transporte colectivo en ciudades españolas; el Observatorio dispone de aportes que pueden ser de mucha utilidad; esperamos que el alcalde Cocchiola tome en cuenta nuestras observaciones en esta materia. También hemos estudiado con detenimiento la planificación y el rescate de ciudades en nuestro continente, en especial Bogotá y Curitiba. Debemos seguir estos y otros buenos ejemplos de ciudades que han cambiado sus destinos. Esperamos que lo dicho por usted, señor Cocchiola, durante su campaña, “Valencia cambiará” se haga realidad. Incorpore usted, señor Alcalde, a algunas de las instituciones que mucho le pueden aportar, en especial las universidades -Carabobo en particular, habida cuenta de los expertos de que dispone, en muchos temas- Cámara de Comercio, Industrial y Asociación de Ejecutivos, y otras asociaciones gremiales, etc. Involucre usted a estos organismos y con seguridad no le harán quedar mal; pues todos, absolutamente todos tenemos esto en común: amamos a la Valencia donde vivimos, crecemos y trabajamos; y todos deseamos una mejor ciudad.
Por último, dele usted la importancia debida a los medios modernos de gobernar: recursos informáticos, redes sociales, facilitándole así la vida al ciudadano en sus gestiones... ¿Para que ir hasta la zona industrial, sede de la Alcaldía, si un trámite puede ser llevado a cabo por Internet? Descentralice, en la medida de lo posible, los trámites. El ahorro de tiempo y la eficacia, le darán a su gestión un sello que puede ser determinante para que en el futuro digamos: “la gestión Cocchiola fue la mejor de todas”. Contrate a los mejores, sean o no sus amigos. Oiga a sus críticos, que le dirán cosas que sus colaboradores cercanos tal vez no ven (o que callan por conveniencia). Y gobierne para los amarillos azules y rojos. Los que vivimos en esta “tierra de lo posible” se lo agradeceremos.
Amigo Cocchiola, usted va a tener una dura batalla para recuperar las competencias que le han sido arrebatadas y tal vez deba llamar al pueblo en su defensa. Recuerde, como dijimos en otra ocasión, que el carabobeño sigue a quien se hace respetar.
Amigo Cocchiola, usted va a tener una dura batalla para recuperar las competencias que le han sido arrebatadas y tal vez deba llamar al pueblo en su defensa. Recuerde, como dijimos en otra ocasión, que el carabobeño sigue a quien se hace respetar.
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