Nelson Acosta Espinoza
En un interesante artículo publicado en aporrea el 18 de febrero de los corrientes, el sociólogo y profesor universitario Javier Biardeau formula un conjunto de incógnitas a propósito de los resultados electorales de las primarias organizadas por la MUD. Sus cuestionamientos se organizan en torno a una interrogante central ¿sabrán los estrategas de la alta dirección del PSUV qué es la triangulación y el marketing político-electoral? A partir de esta temática señala la necesidad de “pasar a un análisis riguroso y descarnado de la situación de la correlación de fuerzas electorales y políticas entre el campo bolivariano y el campo opositor”. Me voy a permitir hacer unos breves comentarios.
En este extenso trabajo, el autor reconoce el éxito de la oposición en desarrollar una táctica (triangulación) con un marcado acento hegemónico. Esta política ha sido valiosa, agrego yo, porque pudo superar el círculo vicioso que implicaba la lógica de la polarización. Alejada de esta práctica “endogámica” supo desplegar una estrategia orientada hacia la totalidad de la población, con prescindencia de la orientación electoral que esos ciudadanos hayan practicado en el pasado. Por esta razón, señalamos la expresa vocación hegemónica de la oposición. Su propósito ha sido recuperar los valores democráticos y, a partir de este rescate, construir un nuevo “bloque hegemónico” que haga avanzar al país hacia formas federativas de distribución de poder.
En esta búsqueda se ha utilizado un conjunto de tecnologías políticas que se derivan de avances teóricos llevados a cabo en las ciencias humanas y la neuropolítica. Hoy en día, por ejemplo, se conoce la fuerza cognoscitiva del lenguaje en la política, con los trabajos sobre comunicación de George Lakoff y la fortaleza de los marcos conceptuales que inhiben la razón y la condicionan Se investiga, igualmente, el potencial de la “política de las emociones”, leyendo las aportaciones, entre otros, de Drew Westen, profesor de psicología y psiquiatría de la Universidad de Emory y su trabajo “El cerebro político”. En fin, se comienza a comprender que las razones no siempre dominan y que la mejor manera de llegar al cerebro de un elector es a través de su corazón.

En fin, en este interesante artículo Biardeau se refiere, igualmente, a otras temáticas de interés para el sector oficial. En especial las relacionadas con la correcta aplicación de una línea política socialista. No voy a detenerme en esos aspectos. Sin embargo, me permito resaltar que sus argumentos se encuentran atrapados en una suerte de “círculo de tiza”; el oficialismo no puede tironear hacia una elección que apunte al socialismo democrático. Han roto el nexo que unía socialismo y democracia. Por esta razón es que no pueden generar una oferta que se desprenda de la polarización y el personalismo.
Atrapados dentro del “círculo de tiza,” carecen de opción. Chávez no triangula.
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