sábado, 3 de diciembre de 2016

“La historia como tragedia y farsa”



Nelson Acosta Espinoza
                                                                                     
Una célebre frase de Marx dice que “la historia se repite como si dijéramos dos veces: la primera vez como tragedia y la segunda vez como farsa”. Esta expresión me vino a la memoria después de ver el excelente documental del realizador Carlos Oteyza, “CAP 2 intentos”.



En este excelente largometraje documental el director narra, en forma sencilla e inteligente, los dos gobiernos del presidente Carlos Andrés Pérez. “La Gran Venezuela” y el “Gran Viraje”. Ilusión rentística, en el primer caso, y corrección voluntariosa, en el otro,  del dilema  histórico que ha estado presente en nuestra historia reciente y, que aún, permanece sin una repuesta apropiada.



Es conveniente preguntarse sobre sobre la naturaleza de este impase histórico. Y, desde luego, aclarar el sentido de la frase con la cual se inició  este breve escrito.



Venezuela ha sido y es en la actualidad un petroestado. Ahora bien ¿qué significa este concepto? El término fue acuñado por la investigadora estadounidense  Terry Lynn Karl en su libro “The Paradox of Plenty. Oil Booms and Petro-States” (La paradoja de la abundancia. Bonanza Petrolera y Petro-Estados). Esta investigadora calzó este término como la cristalización de una regresión de naturaleza institucional, capaz de transformar la potencial bendición del país por poseer una dotación amplia de recursos petroleros (hecho de naturaleza fortuito) en su opuesto. “una maldición” (Pérez Alfonzo, dixit).



En forma breve el petro estado se forma a partir del auge de los precios de petróleo. Esta riqueza súbita propicia el estatismo desmesurado, el comportamiento de “búsqueda de rentas” y populismo extendido. Se configura así una “trampa de pobreza”: combinación de dependencia extrema del ingreso petrolero (cuyos precios no se controlan domésticamente)  y cristalización del petro estado.



Desde luego lo relatado es mucho más complejo e involucra otros aspectos. Por ejemplo, la denominada “enfermedad holandesa”. Término que connota los efectos dañinos para la economía del país que provoca ese aumento significativo de divisas producto de la exportación petrolera: apreciación de la moneda; aumento de las importaciones; disminución de la producción interna, entre otros males y distorsiones.



Sin lugar a dudas CAP 2 intento enmendar los errores de su primer mandato. “El Gran Viraje”, como su nombre lo indica, fue un ensayo para corregir estas distorsiones. Desafortunadamente la cultura política asociada al petro estado lo impidió. Los partidos políticos le dieron la espalda y este tímido intento de poner en práctica un diseño a contrapelo con el estado rentista fracasó.



Regresemos a la sentencia con la cual iniciamos este breve escrito. A pesar de las experiencias anteriores, el Socialismo del Siglo XXI insistió en seguir la lógica que emana del petro estado. Amparado en un auge sin precedente en los precios del petróleo el presidente Chávez procedió a sobredimensionar las políticas estatistas que ya habían fracasado en el pasado reciente. Si “La Gran Venezuela” constituyó una tragedia, “El Socialismo del Siglo XXI” es hoy día una farsa. En la actualidad la población sufre dramáticamente las consecuencias y las distorsiones que derivan de esta “maldición” petrolera.



Me parece apropiado recalcar que esa cultura asociada al petro estado venezolano no ha desaparecido. Tercamente aún se encuentra presente en nuestro inconsciente colectivo. Quizá esa circunstancia cuenta para explicar las dificultades de la oposición democrática para proponer un ideario que se diferencie en forma sustantiva del que caracteriza institucionalmente al petroestado.  El asistencialismo y sus derivados; cierto providencialismo y una dificultad para conectar con la gente son los resabios de esas dos experiencias: la que vivimos como tragedia y la que experimentamos hoy día como farsa.



Es vital, en consecuencia,  la formulación de un nuevo relato o proyecto país  que se aleje de este paradigma y enuncie un horizonte discursivo capaz de dotar de inéditas significaciones a la práctica política.



Hasta aquí esta apretada reflexión inspirada en el extraordinario documental de Carlos Oteyza, “CAP 2 intentos”.



Sin lugar a dudas, la política es así.



                                              



                                                                                   
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