sábado, 30 de septiembre de 2017

¿Cuál es el sentido político de las elecciones de gobernadores?


Nelson Acosta Espinoza
Parece apropiado dedicar esta columna a reflexionar sobre la actual situación política en el país, con especial atención sobre las venideras elecciones de gobernadores. Es importante subrayar que al auscultar esta realidad observaremos dos vertientes que se retroalimentan mutuamente. Por un lado, tenemos la crisis que atraviesa el país y que afecta a casi la totalidad de la población. Conflicto este  de naturaleza sistémica que impone la necesidad de proponer una salida que rompa de manera definitiva con el pasado reciente. ¿Qué significado podemos atribuir a esta afirmación? Y, desde luego, ¿cómo se puede relacionar la respuesta a esta interrogante con los comicios de gobernadores?. Estos son dos de los aspectos involucrado en las próximas elecciones. Es vital conectar ambos lados de esta moneda. La elección de gobernadores debería implicar el cuestionamiento del gobierno central y, lo que es más importante, de sus políticas.

En fin, hay que despejar unas preguntas sencillas, por ejemplo, ¿cuál es el objetivo principal de estas elecciones? ¿A qué meta superior deberían estar subordinadas? ¿Cómo podrían conectarse con el sentimiento radical de cambio presente en la población? En otros términos, ¿cuál sería el relato apropiado para interpelar con éxito a los ciudadanos que sufren este desastre económico, social y cultural?

Desde luego son interrogantes complejas que requieren respuestas que van más allá del inmediatismo electoralista. Las venideras elecciones de gobernadores pudieran ser una excelente oportunidad para cuestionar radicalmente al gobierno y proponer opciones políticas que apunten hacia un nuevo horizonte político que rompa con las practicas del pasado. El electoralismo, vale decir, el uso de las herramientas del mercadeo electoral, no son útiles, en estas circunstancias, para el logro del objetivo estratégico implícito en estos comicios. Serian rentables si se subordinaran al propósito estratégico de exponer las fallas del chavismo y de difundir las nuevas opciones políticas que sustituirán al viejo régimen.

¿Se está aplicando este sentido de pedagogía política en las campañas electorales regionales? Desafortunadamente, tengo la impresión, de que no se está aprovechando esta oportunidad para una comunicación política a servicio de un objetivo estratégico definido. Las viejas prácticas electoralistas se están imponiendo, y, en un sentido, se “olvidan” del objetivo final: el cuestionamiento del socialismo del siglo XXI y sus desastrosas políticas económicas.

¿Cuál sería el propósito fundamental? Sin la menor duda la respuesta es favorecer el cambio político. En consecuencia, se hace imprescindible conectar la conducta electoral con ese objetivo primordial. De no ser así se corre el riesgo de producir cierto desafecto en la población votante. En otras palabras, las elecciones regionales deberían estar subordinadas a este objetivo. Dicho sea de paso. Es eso lo que anhela la población. Si se logra establecer esta conexión las regionales serán unas elecciones exitosas, tanto en el plano electoral y como en el político.

Hay otros aspectos a considerar. El probable desconocimiento de los gobernadores opositores y su probable subordinación a la ANC. Igualmente, el vaciamiento de competencias a través de normas que dicte la ANC y, desde luego, la posibilidad de la designación de autoridades regionales para superponerlas a los gobernadores electos de la oposición.

Este es un escenario altamente probable. De ahí en la necesidad de resaltar la responsabilidad POLITICA de los futuros gobernadores de la oposición y la necesidad de transformarse en voceros de los procesos descentralizadores y federalistas como alternativa al estado socialista. Desde luego, esta propuesta puede sonar abstracta y desligada de los sucesos políticos del día a día. Hay un cierto sentido de verdad en esta apreciación. Sucede y, hay que admitirlo, que los actores políticos no la asumen y tampoco la traducen en consignas que lleguen e interpelen a la población.

Si no se elabora un nuevo relato político que sustituya el viejo esquema democrático y el de la restauración bolivariana estaremos deslizándonos en círculos: de ningún lado hacia ninguna parte.

No tengo la menor duda, la política podría ser así

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