viernes, 11 de mayo de 2012

¿Un compromiso histórico?

Enrico Berlinguer

Nelson Acosta Espinoza

Déficit de hegemonía. Esta expresión da cuenta de la coyuntura política en el país. En otros términos, resalta la dificultad existente para construir un nuevo proyecto político compartido por la mayoría de los venezolanos. Para avanzar, definitivamente, es necesario empinarse sobre la inmediatez de lo pequeño y proyectar una visión de futuro.

Entonces, ¿cómo construir esta nueva hegemonía? ¿Cuál ha de ser su sujeto histórico? ¿Qué discurso será capaz de interpelarlo? ¿Es factible un “compromiso histórico” en la Venezuela actual? Preguntas vitales. Responderlas debería ser motivo de un debate intenso. Discusión abierta, dinámica y sin descalificaciones.


Para progresar en este terreno es indispensable diseñar una política con vocación hegemónica. Ello implicaría, entre otras cosas, comprender las reglas a través de la cuales las acciones y los objetos en este ámbito adquieren significado. Veamos un caso que puede ilustrar la afirmación anterior. En la boca de agrupaciones políticas como el PSUV y Primero Justicia la palabra pueblo evoca significados distintos. En el primer caso, masas desposeídas que deben ser asistidas a través de políticas públicas. En el segundo, sociedad civil; vale decir, sujetos que adquieren identidad a través del ejercicio de sus deberes y derechos ciudadanos. Concepciones estas que no deben asumirse en términos excluyentes. Antes por el contrario, un nuevo proyecto político con aspiración hegemónica debería articular ambas significaciones, trascender las fronteras discursivas que lo separan del adversario y “ocupar” su espacio discursivo.

El término compromiso histórico (línea política teorizada y realizada por Enrico Berlinguer secretario general del Partido Comunista Italiano en los años setenta) resume esta política de sesgo hegemónico. La experiencia italiana proporciona enseñanzas e ilustra sobre las dificultades para su implantación. Sin embargo, para poder restituir la estabilidad institucional y política en el país se hace necesario la construcción de espacios que propicien una política de esta naturaleza. No debemos entender el compromiso, únicamente, entre sujetos políticos; implica, igualmente, la construcción de terrenos simbólicos donde pueda fructificar esta obligación histórica.

En el país persiste el fenómeno de la polarización. No tan sólo la electoral sino también la asociada a culturas políticas incompatibles. Por esta razón es que la nación sufre de un déficit de hegemonía. Es necesario, en consecuencia, formular propuestas que trascienda estos extremos y suministren contenidos concretos a los discursos abstractos de democracia, igualdad y justicia. Extender puentes discursivos y abrir puertas a todos los venezolanos es indispensable para construir una nueva gobernabilidad hegemónica en el país.



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