miércoles, 31 de enero de 2018

“Hay que diferenciar lo político de lo electoral”


Nelson Acosta Espinoza
Las condiciones sociales, económicas y políticas en el país se han venido deteriorando en forma apresurada en los últimos meses. En la actualidad somos depositario de la tasa de inflación más alta del mundo. El desabastecimiento, por otra parte, es brutal. Basta recorrer los supermercados para observar la desolación que presentan sus estantes. En fin, el empobrecimiento es total: abarca a la población con independencia de su nivel de ingreso. Nunca en la historia del país se había presentado una calamidad de esta naturaleza.

A pesar de lo dramático de esta situación los partidos que hacen oposición no han dado cuenta apropiadamente de la grave situación que confronta la población. Hasta cierto punto, su conducta no logra superar los atavismos heredados del pasado. Y, en consecuencia, la crisis supera abiertamente la estrecha percepción que sustenta su evaluación del momento político. De ahí, el escepticismo que reina en amplios sectores de la población. En fin la clase política, hasta este momento, no ha estado a la altura de las necesidades ciudadanas. Por el contrario sus intereses particulares y electorales han marcado su percepción y conducta colectiva.

Quizá, la dificultad radica en una equivocada lectura de la coyuntura. Pareciera que estos sujetos políticos no han distinguido apropiadamente la diferencia entre el momento político y el electoral. Voy a intentar, dentro de lo posible, establecer las distancias existentes entre ambas circunstancias.

En principio es importante subrayar la primacía de la política sobre la coyuntura electoral. Si se quiere la segunda (el momento electoral) es una consecuencia de la primera dimensión. Es decir, en principio se construye los requerimientos de naturaleza política y posteriormente se concretan en una apuesta comicial. ¿Qué intentamos subrayar con esta afirmación? ¿No han entendido los partidos políticos la particularidad del momento actual? ¿Se comportan con los condicionamientos que caracterizaron su conducta en el pasado?

Bien intentemos dar respuestas a estas interrogantes. El punto de partida sería el siguiente: El momento actual es político. ¿En qué sentido? En términos de acuerdo a los cuales la tarea prioritaria seria desarrollar un punto de encuentro que propicie la unidad de los venezolanos y la solidaridad activa con los ciudadanos que sufren las terribles condiciones impuesta por las políticas del gobierno. Y, a partir de ahí, desarrollar la estrategia apropiada a las circunstancias, sea estas electorales o de otro signo.

En otras palabras, me parece que en el marco del escenario presente lo prioritario sería elaborar y poner en práctica una iniciativa de esta naturaleza. Con el propósito de restaurar la confianza de la población en la política y elaborar un relato que sirva de guía en cualquiera de los futuros escenarios.

No en balde, los estudios de opinión muestran que la población siente una cierta desconfianza hacia los partidos políticos tradicionales. Igualmente, apuntan a señalar la necesidad de elaborar una oferta innovadora que marque distancia con las prácticas políticas del pasado. En el fondo, la ciudadanía apuesta por la construcción de una unidad de propósito que pueda restaurar el entusiasmo electoral. Es importante subrayar, igualmente, que el rechazo al presidente Maduro no se traduce automáticamente en votos para un candidato democrático.

En este orden de ideas es importante prestar atención a una iniciativa desarrollada por un conjunto de personalidades del estado Carabobo. Me refiero al documento denominado “Punto de Encuentro Para la Unidad Nacional” que fue presentado a la consideración de la opinión pública el pasado 25 del mes de enero.

Esta propuesta coincide, en líneas generales, con las consideraciones expresadas en el presente artículo. Plantea como objetivo, por ejemplo, la construcción de la unidad nacional “…que integre a todos los sectores representativos de la sociedad venezolana…Unidad que esté por encima de los partidos y que sea representativa del mayoritario e inmenso deseo de cambio que se respira en el país”.

Bien, tenemos una oferta política ajustada a las circunstancias presentes y que recoge el sentir mayoritario de la población. Apuesto por su éxito y suscribo sus consideraciones.

Sin lugar a dudas, la política es así.


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