domingo, 17 de diciembre de 2017

¿Ganará la oposición la batalla por la democracia?


Nelson Acosta Espinoza.
Después de los resultados de las últimas elecciones municipales la posibilidad del sector democrático de acceder al poder se ha venido estrechando. Esta afirmación puede ser percibida como una exageración que estimula el desaliento político en la población. Desde luego, no es mi intención propiciar este tipo de sentimiento y conducta. Por el contrario, considero necesario afrontar esta realidad como un primer paso para la formulación de una política apropiada que llegue a la mayoría de venezolanos de vocación opositora. Voy a destacar esta última afirmación. Todos los estudios de opinión resaltan que el desencanto con el gobierno es el sentimiento que mayoritariamente anida en el corazón de los venezolanos. Haría falta, entonces, la invocación apropiada que transforme esta emoción en conducta política y electoral. De formularse acertadamente el abstencionismo podría ser reducido al mínimo y, desde luego, estaríamos construyendo una nueva mayoría que reflejaría la situación adversa que afecta a la inmensa mayoría de la población.

¿Cuáles son las condiciones objetivas que sustenta, ahora sí, este optimismo político? Mencionemos las más relevantes. 82% de la población vive actualmente en situación de pobreza en el marco de niveles de inseguridad alimentaria sumamente alarmantes. La hiperinflación puede alcanzar el 1600 por ciento en este año 2017. La producción petrolera ha descendido abruptamente. Expertos la sitúa a niveles de la existente en la década de los años ochenta mientras la población es tres veces más grande. En fin, se ha producido un empobrecimiento generalizado en la población nunca visto en la historia del país.

Desde luego, amigo lector, usted puede señalar que estas condiciones de naturaleza objetiva existen desde hace rato. Perdonen el coloquialismo. Y, sin embargo, la oposición política no ha podido o sabido diseñar la estrategia apropiada para llegar a la población que sufre esta horrenda situación económica cuya responsabilidad recae exclusivamente en el gobierno. Sin la menor duda, una observación de esta naturaleza está plenamente justificada.

Bien, este es el reto que debe afrontar la dirección política opositora. Recuperar la confianza de la población y transformar este sentimiento en conducta electoral. Tarea, es importante resaltarlo, nada fácil pero, no imposible.

Los analistas políticos especializados apuntan a señalar la probabilidad que el gobierno convoque a elecciones presidenciales en el primer trimestre del año 2018. De ser cierta esta última observación coloca a la dirección política democrática en emergencia y pondría a prueba su desprendimiento patriótico para llegar a formular acuerdos electorales unitarios. Única posibilidad, a mi juicio, para poder vencer la maquinaria clientelar que ha organizado el gobierno.

Voy a detenerme en este aspecto. El gobierno ha establecido masivamente un sistema de ayudas clientelares como nunca se había visto en la historia política del país. Los Carnet de la Patria y los CLAPS han sido sus mecanismos de reclutamiento de lealtades electorales. Michael Penfold, en un reciente artículo en Prodavinci apuntaba lo siguiente: “… los efectos de ambos instrumentos son significativos. 71 por ciento de la población dice tener acceso (aunque irregular) a los CLAPS; de ese grupo que recibe las bolsas de comida, 70 por ciento dice ser oficialista y 30 por ciento opositor. 63 por ciento de la población dice también poseer el Carnet de la Patria; de aquellos que poseen el plástico –y se autodefinen como oficialistas, y dicen también haber participado en las elecciones regionales–, el 95 por ciento terminó efectivamente votando por el gobierno”.

No es fácil la tarea que debe afrontar la dirección política de la oposición democrática. Vencer esta estructura clientelar requerirá de un espíritu de desprendimiento y una apreciación acertada del momento histórico que vive la nación. Los resultados de las negociaciones que se llevan a cabo en Santo Domingo darán pista de los futuros escenarios en donde se desenvolverá la dirección política democrática. Ojala, las conclusiones de este encuentro interpreten el sentir político de la gente y se puedan traducir electoralmente en la venidera elección presidencial.

Es compleja la situación que enfrentamos los venezolanos. Sin la menor duda la coyuntura exige un alto nivel de desprendimiento a los actores políticos. Es imperativo, entonces, alcanzar una unidad política y electoral efectiva. De lo contrario correremos el riesgo de perder la batalla por la democracia.

La política, hoy más que nunca, debería ser así.









1 comentario:

Orlando Arciniegas dijo...

De este artículo de Nelson, como de sus muchos otros, cabe decir que "lo bueno, si breve, dos veces bueno"; para no olvidar el imperecedero aforismo de Baltasar Gracián. Nos dice el autor, al preguntarse en voz alta -otra manera de ver la escritura- si la oposición ganará el pulso que el país tiene hoy con sus cavernarios opresores, que casi todo está servido, pues no faltan, en lo objetivo, las situaciones propiciatorias; falta, sí, y es el leitmotiv de su llamado, la unidad de las fuerzas del cambio. Nelson, como viejo zorro de la política, no se le ocurriría pensar, como sí le pasa a los aprendices, que grupos amorfos, muchedumbres, puedan ser esos tales agentes. Por eso, una vez más, los convoca a entender el angustiante momento histórico. Les pide "desprendimiento", ya que los mismos han hecho valer muchas veces sus estrechos intereses. Bien, por Nelson, pero ¿no será mucho pedir? ¿No quedará esa dirigencia marcada por su mediocridad de miras? Veremos.