Nelson Acosta Espinoza
Puede parecer aventurada esta afirmación. Sin embargo vale la pena reflexionar en torno a ella. Me refiero a la constatación de la emergencia de una nueva mayoría política. Compuesta por desertores del chavismo y opositores descontentos con las ejecutorias de la dirección política de la oposición. Los estudios de opinión revelan un desgaste de la clientela habitual del oficialismo. Algunas encuestas sitúan en un escuálido 20% la adhesión dura de partidarios del gobierno. En otro extremo, se ubica un crecimiento sostenido de la población que es crítica de las políticas gubernamentales pero, sin embargo, no se siente interpelada por los comandos políticos opositores. La sumatoria de ambos grupos es lo que se ha denominado como una nueva mayoría. Y, hacia estos dos bloques, es que debería orientarse la estrategia comunicacional de la oposición.
En esta área la oposición confronta problemas. Unos de orden táctico y otros de carácter estratégico. Por un lado, encontramos tres rostros reconocibles que expresan parcialmente los sentimientos oposicionistas. Capriles Radonski, María Corina Machado y Leopoldo López son portadores de opciones políticas distintas. El primero, dos veces candidato presidencial, responde a los intereses electorales del partido Primero Justicia; María Corina Machado expresa una política concentrada en la convocatoria de asambleas de ciudadanos para criticar las políticas gubernamentales y, finalmente, Leopoldo López se ha casado con la idea de convocar una constituyente. Tres rostros, tres políticas. Desde luego, es necesario admitir que son opciones valederas y no son mutuamente excluyentes. Sin embargo, es justo preguntarse por su eficacia política. ¿Sus respectivas estructuras narrativas, por ejemplo, se conectan con los intereses y emociones de esa nueva mayoría? ¿Responden estas propuestas los problemas reales que confronta la población? Otros actores políticos, COPEI y AD, permanecen un tanto al margen de lo señalado. Formulan sus propias iniciativas y carecen de un rostro que las identifique.
No soy un experto en estos temas electorales. Sin embargo, creo que el punto de partida para el diseño de una política alternativa es comprender que lo que se está desmoronando es la idea misma de la política. Me explico. En las circunstancias actuales no se debe aproximar a lo público con las herramientas que se usaron y fueron útiles en el pasado. No es exclusivamente electoral el momento actual. Vivimos el agotamiento de una cultura y de una forma discursiva de hacer política. Esta constatación, implica la búsqueda de nuevas formas narrativas para poder llegar a esa nueva mayoría que comienza a emerger en el país.
Vamos a darle una vuelta a la tuerca y refirámonos a la carencia de un relato por parte de la oposición. A mi juicio, es ahí donde reside su principal debilidad estratégica. Hay que exponer y comunicar las adversidades que sufre la gente en forma de relato. Hoy en día se reconoce que la gente es cognitivamente proclive a entender mejor las explicaciones que se le brindan en forma de historia, se recuerdan más fácilmente y “activan mecanismos que nos generan una buena predisposición hacia el expositor. Lo sabemos desde niños y lo hemos reproducido como padres: nada como una buena narrativa”.
La dirección política de la oposición debería formular, en forma homogénea, sus propuestas. Una alternativa pudiera ser encamisarlas, por ejemplo, en dos tipos de relatos: el desafío, la voluntad triunfa sobre la adversidad. Inspira emoción e idealismo. Y el relato conexión: establece similitudes o empatías con otros que atraviesan dificultades semejantes. Inspira solidaridad.
Con emoción, idealismo y solidaridad si se pueden derrotar a las nomenklaturas. No en balde, la política ahora es así
1 comentario:
Esa oposición vacía de contenido no puede generar un relato porque precisamente no sabría que visión quiere transmitir en un relato. Usted me parece que ve el relato como un fin y debe ser el medio por el cual se transmite una visión. En todo caso la visión de la MUD es tan socialista como la del PSUV por eso lo más original que HCR planteó fue mejorar las misiones.
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