Nelson Acosta
Espinoza
Bien, amigos
lectores, la situación política en el país tiende a deteriorarse en forma
apresurada. Las tendencias autoritarias del oficialismo se han acentuado y
mostrado con meridiana claridad su recalcada vocación anti democrática. Esta
apreciación viene a cuento en relación a los obstáculos que el CNE ha impuesto
para entorpecer, por decir lo menos, la recolección del 20% de firmas
necesarias para convocar a referéndum en el año 2016.
A continuación
voy a resaltar las dificultades más visibles que tienden a impedir recolectar
con éxito las firmas requeridas. En primer lugar se encuentra la recolección
del 20% por regiones. De entrada, los expertos consultados advierten la
dificultad de cumplir con este requerimiento en estados como Apure y Delta
Amacuro, por mencionar los más emblemáticos (peritos electorales señalan que en
8 estados la oposición tendría dificultades para cumplir con este requisito). En
otras palabras, si la MUD no logra este 20% en una sola de las 24 entidades del
país, esta solicitud seria anulada. Desde luego, esta medida es contraria a lo
que expresa la Constitución. En su artículo 72 señala que se trata del 20% de
los electores inscritos en la correspondiente circunscripción. En otras
palabras, en el caso del Presidente de la Republica se establece un solo
circuito nacional y no 24 regionales.
Otro de los impedimentos para llevar a feliz término
la recolección de las firmas es el tema de las maquinas. La oposición solicitud
19.500 dispositivos y el CNE dispuso tan solo 5.392 máquinas, a todas luces
insuficientes para atender a los 19.500.000 electores que pueden participar en
esta fase del proceso. A los problemas ya señalados, habría que agregar temas
de horario restringido, fecha y ubicación de las maquinas. En fin, creo que se
podría concluir que es harto difícil revocar al Presidente bajo las condiciones
impuestas por el CNE.
En estas circunstancias
cual es la conducta apropiada para el sector democrático. ¿Desertar del
revocatorio? ¿No asistir a la convocatoria? La MUD ha dado respuestas estas
interrogantes. A todo evento, ha señalado que es imprescindible participar en
este acto electoral. Hay que acumular fuerzas para enfrentar al oficialismo y
transformar al revocatorio en una jornada de rebelión democrática.
En otras
palabras, hay que enlazar este
procedimiento con demandas de naturaleza social y política. Por ejemplo, la
decisión de la MUD de no acatar el 20% de las firmas por regiones, debería
asumirse como una medida de desobediencia civil. Esta rebeldía democrática
puede extenderse a otros ámbitos de la vida pública en el país. Hay ejemplos
históricos que señalan como “una chispa puede encender la pradera”. Para
alcanzar este objetivo (encender la pradera) es indispensable asumir que el
revocatorio no es un simple trámite electoral. Hay que dotarlo de significación
política y social y, ello pasa, por comprender que este procedimiento pertenece
a la ciudadanía. Y, en consecuencia, se encuentra más allá de la MUD.
Me atrevería a
señalar que estamos ante una extraordinaria oportunidad histórica. Si se
comprende estas nuevas circunstancias y se diseña la política apropiada se
estaría dando la batalla final para salir de este régimen. Los obstáculos para
evitar el referéndum pueden transformarse en ventajas en la medida que
articulemos esta solicitud con demandas de naturaleza social. La población
padece hambre, inseguridad, enfermedad por carencia de medicamentos, violencia,
etc. Es indispensable, entonces, superar los límites estrictamente electorales
y dotar al referéndum de una significación social y política.
En fin, el
liderazgo democrático se encuentra frente un gran desafío. Brevemente podría
resumirse de la forma siguiente: asumir la defensa de la democracia, dar
respuestas a las demandas sociales de la población y condesar estos
requerimientos en el procedimiento del RR.
Sin dudas, la
política, en estas horas, es así.
1 comentario:
Estimado Sr. Acosta Espinoza:
Estoy de acuerdo con Ud. El RR debe ser asumido por la comunidad democrática -cuya cabeza formal, digamos, es la MUD, y debe ser así- tal como lo establece la Constitución Nacional. Diríamos que esto supone una lucha crucial de legtimidad/legalidad contra arbitrariedad.El régimen chavista actual (y lo fue en el pasado, aunque en menor medida, en manos del fallecido Presidente) implica un gobierno forajido. Y es también acertada su propuesta de que la demanda del RR en apego estricto a la normativa constitucional se ligue a las demandas de carácter económico y social del pueblo venezolano. Porque en efecto la exigencia del RR desbordó la mera sustancia electoral para convertirse en un movimiento colectivo libertario, es decir, de reivindicación democrática total. Por tanto, aun con las distorsiones de las normas constitucionales agenciadas por cuatro damas manipuladas con descaro por el Gobierno nacional, la oposición debe concurrir al proceso de recolección de firmas en los días estipulados. Hay un componente decisivo en este proceso: la voluntad de cambio de la determinante mayoría de la población. Y esa voluntad no es circunstancial: es estructural, constitutivamente comprometida. Por tanto, la gente no cederá al cansancio, al desaliento que el Régimen con torpe astucia espera. Me parece que -como ha apuntado Fernando Mires en algunos artículos- con realización o sin realización del RR por las mañas del Régimen, éste no podrá librarse de una derrota. Pues tanto al interior del país como en el exterior del mismo todos sabemos que el de Maduro es un gobierno tambaleante que, sin contar con ningún mérito, pretende quedarse en el poder. ¿Cómo pretende un gobierno inepto y de mala voluntad sostenerse sobre un pueblo con escasez de alimentos, sin medicinas, sin servicios, sometido al odio y a la división, desbordado por el hampa? Alea jacta est!
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