Humberto García Larralde
Es esta la primera
vez que critico abiertamente a la MUD. Me motiva la convicción de que la
aceptación de las condiciones para la realización del Revocatorio impuestas por
las cuatro rectoras del CNE, aun exigiendo que el 20% de la recolección de
firmas sólo puede contabilizarse a nivel nacional por ser éste el circuito
electoral pertinente, fue un error.
El intento perverso
de la mayoría del CNE por imposibilitar el Referendo Revocatorio en 2016 ha
colocado abiertamente al régimen fuera del camino democrático, al violentar todos los
procedimientos establecidos para su puesta en vigencia y ultrajar de manera descarada la voluntad popular. Ante
esto, la MUD no puede responder como si existiesen
reglas de juego propias de una contienda democrática. Tiene que entender que la naturaleza del régimen al
que nos enfrentamos es fascista y, como muestra esta decisión, no aceptará ningún convenimiento que amenace su control del poder.
Las mafias que se han enquistado en las estructura del Estado han demostrado no
tener ningún recato ético, moral, legal o humanitario para atropellar la
Constitución y negar los derechos políticos, civiles y humanos ahí consagrados.
La decisión de las cuatro señoras del CNE es sólo la gota que reboza el vaso.
El fascismo Madurista
tiene 9 meses desautorizando a la Asamblea Nacional con marramucias aprobadas por un tsj
absolutamente ilegítimo por no reunir las condiciones básicas que pauta el
ordenamiento jurídico para designar a sus miembros. Ambos organismos –tsj y CNE- han mostrado estar conducidos por
grupos delincuenciales, al margen de la ley. De manera sistemática se ha vulnerado el Estado de Derecho al ignorar las
atribuciones del Poder Legislativo para aprobar leyes, interpelar a
funcionarios públicos, evaluar el desempeño de las instituciones del Estado,
pedir rendición de cuentas, aprobar el presupuesto nacional y los créditos
adicionales, y demás atribuciones que le
confiere la ley. Maduro ha convertido a un “estado de emergencia” tramposamente
decretado en desafío de las potestades que le confiere la Carta Magna a la Cámara para improbarlo, en patente
de corso para continuar con sus atropellos a la cosa pública. Ahora asoma, en esta delictiva campaña, la amenaza de hacerse
aprobar un presupuesto para el año 2017 a espaldas del órgano legislativo. Y
para acallar protestas, utiliza a los esbirros del SEBIN para desatar una
campaña de terror contra militantes y personeros de la oposición, montándoles
expedientes fabricados para poderlos condenar,
violando derechos humanos fundamentales.
Estamos presenciando
un claro golpe de Estado perpetuado por la oligarquía en el poder para
liquidar la democracia y las instituciones republicanas. No hay reglas de juego
que está dispuesta a aceptar. Son poderosísimos intereses que se están
lucrando desaforadamente a expensas del sufrimiento
popular, que hará todo cuanto esté a su
alcance para preservar el poder. Y ha puesto flagrantemente sus cartas sobre la
mesa para enrostrárnoslo.
La mafia fascista
dominante no cambiará su actitud por la
legalidad, razonabilidad y/o justeza de nuestros planteamientos, sino por la
existencia de una correlación de fuerzas lo suficientemente decisiva para
obligarla a ceder. La MUD venía logrando, acertadamente, acumular fuerzas
contra el régimen al capitalizar el descontento popular y conectarlo con la
expectativa de plasmar el ansiado cambio por la vía del RR. Pero con la
decisión del miércoles pasado, el terreno de lucha ya no es solo el RR sino la
vigencia misma de la Constitución y de las formas republicanas de gobierno.
Levantar las banderas
de la defensa de la Constitución tiene que repercutir en el plano militar,
único bastión al que apuestan Maduro y su banda para evitar su salida del
poder, en ausencia de legitimidad y de apoyo popular. Debería tocar las fibras
de los oficiales institucionales preocupados por el destino de la República, hastiados
de la situación actual y conscientes de su papel
histórico como resguardo, en última instancia, del ordenamiento jurídico que le
sirve de sustento. Tal posicionamiento tiene que ser lo suficientemente
contundente para mostrarle de manera harto convincente a la minoría de
oficiales corruptos que Maduro (y los cubanos) ha encumbrado para hacer de
ellos cómplices del desguace nacional, que la voluntad popular está
resueltamente volcada
a la defensa de sus derechos.
No pueden aceptarse
las decisiones del CNE ni las del tsj, tomadas en franca y abierta violación de
la Constitución. No es el momento para disquisiciones sobre el derecho
electoral; tales dictámenes deben ser simple y llanamente desconocidos. Son anti
constitucionales, ilegales e ilegítimos, punto. Pero ello no puede quedarse en un mero pronunciamiento. Tiene
que acompañarse de movilizaciones, protestas y acciones que conecten con las
penurias por las que atraviesa la población. Tiene que repercutir también a
nivel internacional, comprometiendo a la OEA y a
otras instancias internacionales con la defensa de la Republica y de sus formas
democráticas de gobierno en Venezuela.
Como dijo la MUD hoy,
las fuerzas democráticas no aceptarán
ninguna decisión que contraríe la Constitución y
que impida cumplir con el derecho legítimo de revocar el peor gobierno que ha tenido Venezuela en toda su
historia. Pero ello significa dotar al evento validador de las cuatro millones
de firmas de las condiciones requeridas para que en él pueda expresarse de
manera libérrima la voluntad soberana. Esto tiene que ser parte de las
exigencias irrevocables de la MUD. Porque está
cantado que este CNE hará todo lo posible para
evitar que ello ocurra este año, como lo revelan el escuálido número de
máquinas digitales asignadas y el horario
restringido que se quiere imponer –aunado a los previsibles actos de saboteo de
las bandas fascistas y la posterior revisión a cuentagotas por parte de la
propia banda de las cuatro para “validar” las firmas y autorizar el acto
comicial del referendo. Y si pueden aparentar, con las trampas a que nos tienen
acostumbrados, que no se recogió el 20% de las firmas, simplemente no habrá
RR. Ese es un peine en el que no se puede caer.
Los costos de toda
demora en la instrumentación de una salida eficaz crecen día a día: hambre,
muertes evitables por no conseguir tratamiento o medicinas, violencia,
represión, violación del Estado de Derecho. El gran desafió del liderazgo
democrático es saber imbricar la defensa de
la democracia y de la República, y la realización este año del RR, con las
luchas por enfrentar las penurias antes descritas. Y para ello no puede quedar
al margen la propuesta de un nuevo proyecto de país que las pueda articular. No
puede ser, simplemente, quítate tú para ponerme yo.
El fascismo,
desesperado ante su notoria debilidad, ha tirado la parada. La respuesta del movimiento
democrático debe estar a la altura de este
desafío de manera de capitalizar a su favor la superioridad abrumadora de apoyo
popular que tiene sobre Maduro y sus acólitos, y el compromiso asumido por ésta
con el cambio de gobierno.
De aceptar el último
atropello a la soberanía popular podrá entronizarse
una dictadura abierta al margen de las
instituciones del derecho republicano y acentuarse la gravedad de la crisis. No
debe olvidarse el terrible costo que significó, para la humanidad europea, los
intentos de apaciguar la amenaza nazi. ¿Se prestará la Fuerza Armada a la
defenestración de la Patria defendiendo, contra el ordenamiento constitucional,
a una minoría corrupta y cruel empeñada en saquear al país?
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