Humberto
García Larralde
La principal dificultad
en el enfrentamiento que tienen las fuerzas democráticas con el régimen, es que
ambos desarrollan juegos distintos. La MUD está obligada a actuar dentro de los
cánones constitucionales, pues ahí está, precisamente, su fuerza. Aunque acota
su campo de acción, cualquier atajo o vía expedita para acceder al poder le acarrearía
un terrible costo, como el que sufrieron las fuerzas opositoras al verse asociadas
con el golpe del 11 de abril de 2002. Por el contrario, atenerse a la senda
democrática, además de granjearse la confianza y la simpatía de un pueblo que
desea salir de Maduro por la vía pacífica ejerciendo sus derechos constitucionales,
ha logrado arrinconar a la oligarquía gobernante, obligándola a quitarse la careta
al no poder evitar su derrota por el Referendo Revocatorio y “patear el tablero”.
Acusando el golpe político de imponer abiertamente una dictadura y ante la
ofensiva política democrática de convocar gigantescas manifestaciones para reclamar
que se cumpliese con la Constitución y la presión internacional, el Presidente
emprendió un viaje relámpago al Vaticano para pedirle al Papa sus buenos
oficios a fin de que la oposición aceptara dialogar con el gobierno. Transfigurado
milagrosamente en un Presidente amante de la paz logró que la MUD depusiese la
movilización prevista para esta semana, ofreciendo como anzuelo la posibilidad
de llegar a acuerdos que evitasen un baño de sangre. Con un candor digno de la
Madre Teresa de Calcuta las fuerzas democráticas se sentaron a “dialogar” en
torno a cuatro grandes temas, la más importante de las cuales es, sin duda, el
referente a la salida electoral y “congelaron”, por los momentos, sus acciones
de calle.
Pero he aquí que una
vez aliviada la presión que lo tenía contra la pared, el flamante amante de la
paz volvió hoy, jueves 3 de noviembre, por sus fueros, anunciando que…
“ni con votos ni con balas entrarán más nunca
a Miraflores. Ni por las buenas ni por las malas (…) Deben dejarse gobernar por
la revolución bolivariana democráticamente” (¡!).
Adicionalmente ordenó
meter preso a Ricardo Hausemann, prestigioso economista quien reside en el extranjero,
por traidor a la patria. Días antes había tildado de terrorista a Voluntad
Popular y amenazado con encarcelar al diputado Freddy Guevara.
Las negociaciones son
efectivas si se hacen desde una posición de fuerza. La MUD indudablemente la
tiene, en la medida que logra interpretar las aspiraciones de cambio perentorio
de gobierno del 80 y más porciento de los venezolanos y profundiza el apoyo de
la comunidad internacional, alarmada por la deriva autoritaria de Maduro. Lamentablemente,
no supo sacarle provecho a esta ventaja, obnubilado por la ilusión de que, ¡al
fin!, el régimen
había reconocido la necesidad de arribar a acuerdos con la oposición. De ninguna
manera se debió suspender las movilizaciones pautadas ni mucho menos sembrar el
espejismo de que éstas no hacían falta porque el Madurismo había entrado en razón.
Ni siquiera en las negociaciones entre partes en guerra se suspendió de entrada
las hostilidades, menos cuando, como el caso nuestro, se tiene una abrumadora mayoría.
Se ha debido sentar al dialogo después
de haberse realizado estas movilizaciones, no antes. Y eso no lo digo ahora; lo
venía sosteniendo desde que se asomó la posibilidad de dialogar. Ello no hubiera
significado ningún desaire al enviado del Papa, quien debería estar informado
por la iglesia venezolana de la naturaleza de nuestro conflicto.
¿Cuándo va a entender la
MUD que nos enfrentamos a un régimen fascista, que no tiene freno moral ético, ni político alguno para abjurar de lo
que acababa de comprometerse el domingo 30? Su “juego” no está limitado a las
reglas democráticas y, cuando percibe un aflojamiento de la posición opositora,
arremete contra éstas, esgrimiendo amenazas para atemorizar a la oposición. Es más,
su juego simplemente no tiene reglas. Porque para el fascismo la política no es
otra cosa que una guerra por otros medios. Todo es válido. Las fabulosas fortunas
acumuladas esquilmando al país desde el poder indican que no van a ceder así
por las buenas. Lo único que los obligará a concertar acuerdos es la presión de una
fuerza abrumadora que les haga entender que no tienen más opción, que se les acabó
la manguangua, que esto no tiene posibilidad alguna de sostenerse en el tiempo.
La MUD está obligada a
seguir recorriendo el camino democrático, el fascismo no. Pero debe hacerlo desde la posición de fuerza que ha
construido, so pena de que ésta se pierda por el desencanto y la desesperación
de la gente. Ello debilita la pretensión del fascismo de imponer su voluntad
con violencia pateando el tablero, porque lo sitúa fuera del juego que la
inmensa mayoría de los venezolanos y la comunidad internacional, están
pendientes de que se cumpla. Para cultivar esa fuerza democrática tiene que estar
claro que la única negociación aceptable es con base en la restitución del
ordenamiento constitucional. La grosería de Maduro de desconocer el derecho a
elegir un gobierno capaz de sacar al país de este marasmo, no puede ser aceptado.
La MUD está obligada a suspender su participación en la mesa de dialogo hasta
que los fascistas accedan, por obra de movilizaciones de calle y de una renovada
presión internacional, a respetar el ordenamiento Constitucional. Con esta carta
tenemos el juego ganado, pero permitiendo que se cuele tamaña afrenta sin hacer
nada el liderazgo opositor pierde su
legitimidad.
A la hora de garabatear
estas líneas ignoro si la MUD ya ha fijado posición al respecto. Espero encontrar
mañana que se impuso la sensatez y que se le exigió al gobierno el respeto a la
Constitución como condición previa al
dialogo.
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