lunes, 16 de junio de 2014

Tragedia y farsa revolucionaria



Nelson Acosta Espinoza

Hay frases que condensan en toda su complejidad momentos históricos precisos. Por ejemplo, "Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor" (en inglés "blood, toil, tears and sweat"). Esta famosa expresión de Winston Churchill, en el contexto de su histórico discurso ante la Casa de los Comunes (la cámara baja del Parlamento de Reino Unido), expresó la férrea determinación de no ceder ante la agresión alemana y, a su vez, preparó al pueblo británico para lo que sería una guerra dura y prolongada. Optimismo de la voluntad. En otro extremo, encontramos la consigna leninista "todo el poder para los soviets". Expresión que resumía la voluntad de poder y el futuro carácter antidemocrático y totalitario de la revolución rusa. Pesimismo de la inteligencia.

Vamos a seguir esta línea de argumentación e intentar caracterizar la coyuntura política con una de estas frases célebres. Posemos la mirada, por ejemplo, en este dictamen de Carlos Marx, en su libro El 18 Brumario de Luis Bonaparte: "La historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa". Me parece que esta expresión resume en forma apropiada la situación actual del país. Las dos etapas de estos quince años de revolución socialista pudieran sintetizarse, primero, como tragedia y, su momento actual, como farsa. Desarrollemos esta idea.

El chavismo, en su primera etapa, pudiera ser caracterizado como un neopopulismo. Sus ejecutorias remiten a líderes trágicos de corte populista. Por ejemplo, Juan Domingo Perón en Argentina o Getulio Vargas en Brasil. De hecho, es posible encontrar similitudes con los rasgos que definían el carácter de estos viejos populismos: fuerte retórica anti statu quo, disposición a incorporar a los grupos menos favorecidos al sistema político, políticas de injerencia en la economía y movilización popular.

La tragedia, a la cual nos referíamos en el párrafo anterior, podemos ubicarla en las características políticas presentes en su modelo económico. Por ejemplo, la ampliación del rol del Estado como propietario de los medios de producción; su concepción estatista del petróleo que concibe a este recurso como fuente de ingresos fiscales en detrimento de la actividad económica; política económica basada en controles de cambio y de precios y, finalmente, la conformación de nuevos grupos económicos con el objeto de desplazar los tradicionales: la llamada boli burguesía. Son trágicos sus resultados: inflación, escasez, devaluación y pobreza. A pesar de haber recibido más de 697 mil millones de dólares por concepto de exportación petrolera, tan sólo un venezolano de cada tres pudo traspasar la barrera de la pobreza extrema.

Pero, la historia se repite como farsa. El gobierno del presidente Nicolás Maduro se encuentra atrapado en esta tragedia heredada del difunto Hugo Chávez Frías. El llamado grupo de los pragmáticos intenta introducir un programa de ajustes para poder reestablecer los equilibrios macro económicos. Sin embargo, el costo social que implicaría un programa de esta naturaleza hace improbable su aplicación eficaz por parte de quienes han predicado el socialismo por quince años. Puro manejo caricaturesco de quienes no pueden descoser el poder.

En fin, el país se dirige hacia una situación homologable a la que se vivió a finales de los años ochenta. En las esferas gubernamentales pareciera que no existe ni la voluntad ni la inteligencia para enfrentar esta situación. No en balde, la frase del viejo Marx, "la historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa" es aplicable a la actual situación que confrontamos los venezolanos.

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Mi solidaridad y apoyo a Laurentzi Odriozola. Excelente periodista y doctor por causa de honor de la Universidad de Carabobo. Hoy día sometido a una campaña de acusaciones sin asidero factual y jurídico.

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