domingo, 24 de febrero de 2013

Foro ¿hacia donde vamos?


Dada la gran preocupación sobre el futuro inmediato existente en el país, este Observatorio y el Vicerrectorado de la Universidad de Carabobo han organizado un foro donde destacadas personalidades venezolanas analizarán la situación política del país, y tratarán de responder la interrogante ¿hacia donde vamos?.

En este evento participarán, el Dr. Eduardo Fernández, dirigente del partido social-cristiano COPEI y candidato presidencial en varias oportunidades. Actualmente se desempeña como presidente del Centro de Políticas Públicas IFEDEC, un instituto creado para el estudio y promoción de políticas.

Por otra parte, estará presente Felipe Mujica, quien ocupa actualmente el cargo de Secretario General del MAS.

Y por último, el académico y politólogo, Ángel Lugo, consultor de la Asamblea Nacional, profesor de la Universidad Alejandro de Humboldt y asesor de convenios internacionales de la Alcaldía de Caracas.

Sean todos muy cordialmente bienvenidos a este foro.


miércoles, 20 de febrero de 2013

¿Una nueva narrativa para la MUD?


Nelson Acosta Espinoza

Existe una tendencia de evaluar las posibilidades del cambio político y electoral a partir de circunstancias de orden material: inflación, desempleo, inseguridad, precariedad de la infraestructura, deterioro de la economía, devaluación, etc. Estas condiciones “objetivas”, sin duda, proporcionan elementos para la elaboración de propuestas programáticas e insumos para la actividad partidista y las rutinas electorales. Sin embargo, ellas por sí mismas, no dan cuenta o explican determinadas conductas electorales y la constitución de identidades políticas estables en el tiempo.

La reciente experiencia electoral venezolana ha demostrado que en este mundo operan otras circunstancias distintas a las objetivas. Los repetidos éxitos electorales del oficialismo así lo comprueban. En la medida que las circunstancias “objetivas” se deterioran, pareciera que, por un lado, aumentará el grado de aceptación electoral del chavismo y, por el otro, se consolidará una identidad política popular estable proclive a esta tendencia. Esta aparente paradoja exige una explicación; descifrarla es vital para poder formular una política con posibilidades de éxito electoral.

Las ciencias humanas, en especial, la lingüística, la antropológica y la neurociencia, entre otras disciplinas, ofrecen una perspectiva distinta a la señalada en párrafos anteriores. En principio, postulan que las circunstancias objetivas por sí mismas no son suficientes para esculpir y explicar una determinada conducta electoral ciudadana en un momento preciso. La “razón” requiere de la “emoción” y, ambos espacios, básicamente operan en la dimensión inconsciente de nuestro cerebro.

Un punto central de estos avances se encuentra relacionado con la importancia de la narrativa. No es intención de este escrito proporcionar la evidencia académica que respalda esta afirmación. Basta con señalar que es un dato de la “realidad”. Los seres humanos poseen una tendencia natural a deliberar en términos narrativos. Pensamos, percibimos, imaginamos e implementamos decisiones de orden moral al interior de estructuras narrativas específicas. La psicología y la lingüística han comprobado la importancia de estos arreglos narrativos en el modelaje de las identidades políticas.

Me parece que este es un ángulo a ser abordado en la búsqueda de explicación de los diversos resultados electorales adversos a la oposición. Veamos. A mi juicio la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) y su candidato Capriles no han podido elaborar una narrativa que compita exitosamente con la que caracteriza la oferta política del oficialismo. La exhibida en las elecciones pasadas fue un relato altamente racional (gestión vs. emoción) con poco engarce con los valores narrativos que conforma la diversidad del país. 

Vale aquí esta observación. No hay pueblo sin relato, sin épica. La historia es inseparable de la narración. Nuestro pasado democrático, sus héroes, valores, hazañas; la diversidad cultural que conforma lo venezolano son insumos sobre los cuales era posible construir una relato con capacidad de transformar a su destinatario en interlocutor. Sin embargo, los comandos de campaña del candidato obliteraron esta realidad. Se apegaron a una estructura narrativa abstracta, racional y con un sesgo cultural clase media que lo alejaba de las claves y significados que caracterizan la narrativa popular.

Es justo apuntar que la MUD se encuentra en disposición de enmendar estas insuficiencias. Así lo corrobora el informe final realizado por la Comisión para la Estrategia con fecha 28 de diciembre 2012. Hacemos votos para que sea así. (Si desea leer el informe, haga click aquí).


Una última observación. El país se encuentra convulsionado por un sinnúmero de protestas de corte reivindicativo. Estas manifestaciones adquirirán un sentido político si son resignificadas al interior de una nueva narrativa política.

A mi juicio este es el reto mayor que enfrenta esta agrupación de partidos: transformar estos conflictos inconexos en relatos emocionales.


En defensa de la República


Simón Alberti Consalvi

A fines de febrero será presentada por Los Libros de El Nacional la obra En defensa de la República del historiador Germán Carrera Damas.

A solicitud del editor escribí una breve introducción. Quiero compartir ese texto y una breve posdata, porque se trata de un libro que demanda la atención y la reflexión de los venezolanos. La posdata se explica porque, como es obvio, el historiador envió sus materiales al editor antes del 7 de octubre. Los hechos que se han sucedido desde entonces confirman las aprensiones del intelectual que, al dolerse por el destino de su país, veía venir con claridad la demolición de la República. La introducción dice así:

“En enero de 2005, el historiador Germán Carrera Damas dirigió a todos los venezolanos, pero de manera especial a sus colegas de oficio, el primero de lo que con el tiempo se consagrarían como sus ‘mensajes históricos’. Aquel primer mensaje fue un campanazo y una advertencia, y decía: ‘Lo que inicialmente parecía ser disparate historicista se ha revelado como parte de una estrategia ideológica dirigida a despojarnos del orgullo derivado de haber creado, como pueblo, la porción más sentida y significativa de nuestro pasado inmediato, el régimen sociopolítico democrático, nuestra obra fundamental del siglo XX.

“A partir de entonces, como un cronista antiguo que observaba y anotaba y llevaba la memoria de los días y de sus avatares, el historiador fue registrando los episodios que iban confirmando sus tempranas aprensiones: los asedios sistemáticos a la historia, sus negaciones y deformaciones y, sobre todo, los propósitos de destrucción de lo que con gran propiedad llamó ‘nuestra obra fundamental del siglo XX’, o sea, la democracia pluralista que garantizaba alternabilidad, equilibrio de poderes, rendición de cuentas, derechos humanos, etcétera. Paralelamente, el historiador volvía la mirada a todo lo que se quería o pretendía destruir como ocurrió, por ejemplo, con su tercer mensaje, ‘Recordar la democracia’. Pedagógicamente confrontaba el régimen democrático con el desorden anárquico y personalista que se presentaba como alternativa.

“Los ‘mensajes históricos’ se multiplicaron con los días, al tiempo que los sucesos políticos (o las tácticas) variaban de curso y tomaban otros atajos. En uno de ellos se refirió a ‘La larga marcha de la sociedad venezolana hacia la democracia’. En otro, a ‘Lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos’. En el 19° abordó el tema de ‘El vano intento de enterrar el Proyecto Nacional Venezolano’. El 20°, ‘Demoler la República’. El 59° (22 de diciembre de 2011) se tituló de esta manera: ‘Derrotado por la democracia, el militarismo arremete contra la República’. El avance de la llamada ‘revolución bolivariana’ había optado por fórmulas más radicales, ante la resistencia que le oponía o le opuso la sociedad civil.

“Ahora se trataba de demoler la República, erosionar sus bases y destruirla. En este mensaje, el historiador confiesa: ‘Hace algún tiempo que vengo dando, por esta vía, la voz de alerta ante lo que he denominado la demolición de la República, concebida como la manera de abolir el ejercicio de la Soberanía Popular como fuente necesaria de la legalidad y legitimidad del Poder Público’. Como fracasó en sus intentos de burlar la soberanía popular ‘valiéndose de toda suerte de ventajismos y disposiciones atrabiliarias, contuvo sus afanes antipopulares’.

“Las sociedades –escribe el doctor Carrera Damas– se desenvuelven en el curso del tiempo histórico, y éste no admite la delimitación entre pasado, presente y futuro. Sólo analíticamente, y para los fines de la comprensión específica y relativa de procesos y acontecimientos, cabe establecer demarcaciones cronológicas aproximadas. Pero teniéndose en cuenta, siempre, que a lo largo del tiempo histórico corre un haz de líneas perdurables que determina el que toda demarcación, por lata y convencional que fuere, debe tener en cuenta la dinámica de continuidad y ruptura que rige la correlación incluso de las etapas históricas revolucionariamente contrapuestas’. Con estos principios como guía y método, el historiador analiza el proceso venezolano desde sus orígenes.

“Al editar estos papeles, conferencias, foros, diálogos, ‘mensajes históricos’, Los Libros de El Nacional contribuye al registro y comprobación de lo que el profesor Carrera Damas llama ‘demolición de la República’. No cabe duda de que se trata de un aporte fundamental y de una toma de posición ejemplar del ciudadano y del historiador”.

Posdata, febrero 2013:

El presidente Chávez Frías resultó vencedor en la tercera reelección el 7 de octubre de 2012, pero llegado el 10 de enero de 2013, día fijado por la Constitución para su juramentación, no pudo hacerlo. Al dirigirse al país la noche del 8 de diciembre, el jefe del Estado contempló la posibilidad de que no podría juramentarse, y señaló lo que constitucionalmente debía hacerse.

Quienes se suponen sus albaceas desconocieron su carta de navegación, por incapacidad o temor, y recurrieron al TSJ que, inexplicablemente, condenó a la nación a una crisis constitucional sin precedentes. En defensa de la República aparece en el momento en que textos como “Derrotado por la democracia, el militarismo arremete contra la República”, parecen confirmarse como una antigua condena.

Simón Alberto Consalvi

Mensaje a los adecos


67º Mensaje histórico.

Germán Carrera Damas
Escuela de Historia
Facultad de Humanidades y Educación
Universidad Central de Venezuela

Los venezolanos enfrentamos tiempos críticos en los cuales no puedo menos que preguntarme: ¿Dónde están los perros adecos? A quien crea ver en esta denominación un propósito denigrativo, me permito recordarle que el 15 de enero de 1952, escribió Rómulo Betancourt a Raúl Leoni: ….”La verdad es que después del descalabro octubriano grietas insalvables debieron abrirse, y si no fueron tan hondas es porque los adecos somos una extraña gente, soldada por una disciplina ‘para perros’, como gustaba de calificar Laureano [Vallenilla Lanz] a la impuesta a su godarria”….

El conocimiento algo detenido de la obra teórica y la acción, políticas, del fundador de la democracia moderna en Venezuela, me permite creer que la calificación de adeco, aplicada por él al militante arquetípico del partido por él concebido, promovido y celosamente guardado, era enaltecedor, por cuanto significaba, con la expresión para perros, firmeza en la lealtad respecto de los valores de libertad y democracia, y tenaz consecuencia respecto de los objetivos sociales y políticos definidos en el seno de su partido, y predicados y practicados por los adecos hasta volverlos patrimonio del pueblo.

Estas consideraciones son el preámbulo a una pregunta que seguramente muchos nos hacemos: ¿Existe Acción Democrática? No es ésta una pregunta desatinada, si atendemos a la comprobación de que la legitimidad de un partido político nace de su acervo de realizaciones, y a la de que la proyección de tal partido es validada por la consecuencia demostrada respecto de esa obra. ¿Tiene, algún otro partido o movimiento político venezolano, un capital histórico aunque sea de lejos comparable al acumulado por Acción Democrática a lo largo de una actuación asentada en grandes y prolongados sacrificios, grupales e individuales, y generosa de mártires?

Pero, ¿Y las obras? No es posible enunciarlas todas, a partir de la primaria y básica de haber rescatado la Soberanía popular, secuestrada a perpetuidad desde la ruptura de la República de Colombia, dándole con ello a la República su cabal sentido. Como se lo dio a la condición de ciudadano la implantación del sufragio universal, directo y secreto, gracias a la cual la mujer venezolana ingresó a la ciudadanía plena. Sobre estas bases fue erigida, con la eficiente colaboración de los partidos políticos democráticos entonces nacidos, la República liberal democrática, persistente en los millones de venezolanos que la reivindicamos con nuestra defensa de los valores de Democracia y Libertad.

No por descuido, ni por subestimación, dejo de mencionar la obra material. Lo hago porque mantengo mi confianza en que el pueblo venezolano, que hizo suyo esos valores, hasta entonces no disfrutados por derecho, sigue manteniéndolos en calidad de ser los motivos primordiales de su aspiración a ejercer la Soberanía popular como principio básico para poder atender, en ejercicio de la Democracia y goce de su libertad, a la canalización y solución de las cuestiones materiales generadas por su evolución hacia su conformación como una sociedad genuinamente democrática.

Ese es el capital histórico acumulado a partir de la determinación de los cuatro soñadores realistas que fueron capaces de concebir la instauración de una República liberal democrática en una sociedad plantada en un atraso secular. Si reivindicarlo es la fuente de legitimación histórica de los adecos, ¿Cómo no asumir, de manera abierta y orgullosa, la responsabilidad de hacer valer ese pasado, que es presente para el pueblo democrático, manteniendo activamente el compromiso no sólo con el presente sino también, y fundamentalmente, con el futuro de la democracia venezolana?

Mas para cumplir la segunda parte de ese compromiso se está perdiendo un tiempo precioso, y se ha incurrido en una falta que es urgente enmendar; falta consistente en no haber concurrido a las primarias con una candidatura propia, en torno a la cual fuese adelantado el desarrollo de un partido nacional. Muy pronto la democracia venezolana restablecida requerirá el firme apoyo de un partido nacional, pero de uno que haya demostrado saber de Democracia. De no contarse con ese apoyo, el rescate de la democracia venezolana podría extraviarse.

Nacido como un partido del pueblo, y empeñado históricamente en la formación de un pueblo para ese partido, el de los adecos debe comportarse en acuerdo con su obra histórica.


jueves, 7 de febrero de 2013

El brujo magnánimo


Nelson Acosta Espinoza

Si la memoria no me falla, creo que fue nuestro genial José Ignacio Cabrujas, con su inconfundible agudeza, quien definió como un “brujo magnánimo” al estado venezolano. No se equivocó. Nuestros gobernantes se han desempeñado como “magos” extrayendo de su respectiva chistera petrolera los recursos necesarios para financiar alucinaciones que han sustituido a la realidad. “La gran Venezuela” y “El socialismo del siglo XXI” son ejemplos paradigmáticos de estas alucinaciones floridas.

Sin embargo, a pesar de su carácter alucinador, estas experiencias se sitúan en polos distantes. La primera, se correspondió con un ejercicio ingenieril y racionalista que postulaba la posibilidad de ordenar el estado a partir de una razón instrumental (Gumersindo Rodríguez). La segunda, encaja perfectamente en la magia que caracteriza el pensamiento de un bricoler (Jorge Giordani). En este caso, el planificador pretende organizar el tejido social a partir de coleccionar fragmentos de estructuras preexistentes; retazos de una realidad ya superada que, sin embargo, proporciona los materiales para elaborar una nueva taxonomía de lo real. Aquí se inscriben el sinnúmero de iniciativas alucinantes promovidas por esta nueva versión del “brujo magnánimo” que caracteriza la acción socialista de gobierno (independencia nacional, socialismo bolivariano, Venezuela país potencia, nueva geopolítica internacional, salvar el planeta). Ninguno de estos dos estilos, el racionalista y el mágico, han podido doblegar la terquedad de lo real. Los problemas no tan sólo persisten, sino que se han magnificado.



En el plano escénico, este estado bricoler mostró su colcha de retazos en los actos diseñados para celebrar el intento fallido de golpe militar el 4 de febrero de 1992. Esta puesta de escena combinó elementos heterogéneos. Mezcla barroca de fragmentos culturales inconexos: aprestos militares modernos, cantantes, comediantes y actores; discursos destemplados de un primitivismo ideológico que suscitaba imágenes del fascismo italiano y el film “El Gran Dictador” de Charles Chaplin (1940); disfraces carnavalescos, rostros sobrecogedores, empleados de gobierno afranelados en rojo, santería cristiana (¿?). En fin, un amasijo que expresó el carácter bricoler de un gobierno que ha asumido la prestidigitación como política de estado.

Un punto a resaltar en esta mezcla barroca. El sentido agónico expresado en los arrestos amenazadores de los discursantes. Es la tribulación que invade el alma cuando el gran mago no puede acudir al acto final de prestidigitación.


El relato en elecciones municipales

Ronald Reagan haciendo compaña con  "Amanece nuevamente en América" y gana.

En los últimos tiempos, con cada vez mayor frecuencia, tanto políticos como asesores de comunicación apelan a la palabra “relato” para describir ciertas situaciones políticas o estrategias de comunicación política.

Los humanos somos cognitivamente proclives a entender mejor las explicaciones que se nos brindan en forma de historia, las recordamos más fácilmente y activan mecanismos que nos generan una buena predisposición hacia el expositor. Lo sabemos desde niños y lo hemos reproducido como padres: nada como una buena narrativa. No por casualidad, hace treinta años a Ronald Reagan se lo llamó “El gran comunicador”. Los spots de su campaña “It´s morning again in America” (“Amanece nuevamente en América”) apelaban a contar una historia que aludía a los valores que Reagan encarnaba y proponía recuperar. Y así, con ese relato, ganó las elecciones. Hugo Chávez, con su “corazón de la patria”, logró reforzar su conexión emocional y enfatizar su peculiar relato de la historia y valores patrios.

A continuación un breve texto de Daniel Eskivel (consultor político especialista en psicología política) sobre este tema.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Aclaratoria sobre "Mi municipio es mi país"




Nota: el 29 de enero del corriente, el amigo Carmelo Ecarri comentó un artículo de mi autoría “Mi municipio es mi país”, donde textualmente yo decía: “Recientemente, en una conferencia sobre temas del federalismo, uno de los oradores expresó la frase: “mi municipio es mi país”, refiriéndose al vínculo existente entre el ciudadano y la institución de gobierno más cercana a él, que es el municipio.”



Para el momento de escribir el artículo, no recordaba quien fue el orador que pronunció tan feliz frase. Agradezco al conferencista, Carmelo Ecarri, recordarnos que fue acuñada por él en el seminario “7 de octubre y el día después”. Gracias por informarnos. A continuación reproducimos su mensaje, tal como lo recibimos.

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